Volver a las preguntas

¿Cómo puedo reconocer un problema de visión en mi hijo?

Detectar un trastorno visual en un niño no siempre es sencillo, salvo si el niño nace con una discapacidad visual muy marcada, lo que permitirá darse cuenta de que no consigue fijar la vista. Por ejemplo, un niño que no vea bien con un ojo, es probable que no se queje nunca y se adapte a la situación. Por eso todos desempeñamos un papel importante en la detección de estos problemas visuales, desde los padres, al entorno familiar o escolar, pasando por los profesionales como pediatras, ortoptistas y oftalmólogos.

Una prueba sencilla que todos podemos realizar es tapar un ojo y luego otro para ver reacciona igual cuando se tapa uno que cuando se tapa el otro. Si el niño reacciona a la oclusión monocular, probablemente, querrá decir que ve peor con un ojo que con el otro y habrá que hacer más pruebas. Los otros signos reconocibles son una alteración de la alineación ocular, el estrabismo, que los ojos no se fijen bien o que se muevan solos, un poco como los limpiaparabrisas. Es lo que se conoce como nistagmo. También puede haber un párpado caído que recubra un ojo e impida que la visión de ese ojo se desarrolle.

En las fotos, una asimetría en los destellos de las pupilas, con una pupila anaranjada y la otra blanquecina es un indicio de que posiblemente haya algo que obstruya la visión. Otros signos reconocibles son el lagrimeo y el enrojecimiento ocular. En la edad en que el niño empieza a hablar, puede que se queje de dolores de cabeza, de visión borrosa, que adopte una posición de la cabeza anormal o que se queje de que le molesta la luz. Estos son los principales signos a los que hay que prestar atención y que pueden indicarnos la necesidad de hacer un examen oftalmológico.